Cristo mi fortaleza y escudo

viernes, 10 de septiembre de 2010

Quien alguna vez no ha recibido un agravio, le han iniciado un proceso judicial injusto o alguien a quien consideraba un amigo , sin justo motivo se volvió de pronto un implacable adversario.

Peor aún, es muy probable que cuando te convertiste al cristianismo tu circulo mas intimo se alejo de tu vida, cuantas puertas se te han cerrado en la cara, cuantas oportunidades que creías ciertas ahora están perdidas tan solo porque el mundo te considera un “raro”, un cristiano desubicado con quien no es apropiado compartir proyectos y menos alguien a quien tenerlo como amigo.

A los primeros seguidores de Cristo no les fue mejor, creo que lo mas apropiado seria decir que les fue peor, su simple confesión de seguidores de Jesús los hacia merecedores de persecución, encarcelamiento y hasta la muerte.

Uno de sus mas enconados perseguidores fue un joven fariseo llamado Saulo

Hechos 9:1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,

Hechos 9:2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

Con estos documentos en mano Saulo resueltamente empieza la persecución…… no lo detuvieron los mas de 160 Km que separaban Jerusalén de Damasco, su odio y afán de terminar con los seguidores del Señor pudo mas …….sin embargo antes de llegar a Damasco le esperaba una sorpresa que su ilustrado intelecto no imagino jamás…….

Hechos 9:3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

Hechos 9:4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Ahí tenemos al soberbio y orgulloso Saulo, temblando, temeroso y para colmo ciego…… con sus menguadas fuerzas y preso del terror balbucea:

Hechos 9:5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

Saulo estaba convencido que Jesús estaba muerto, pero se topo con alguien que venció a la muerte. Para Saulo el perseguía a los seguidores de Cristo, para el Señor, Saulo al perseguir a sus hijos estaba persiguiéndolo a El mismo.

Que inmensa identificación que hace el Señor con aquellos fieles hijos y seguidores suyos.

Que gratificante es saber que El Señor tiene cuidado de nosotros, que él es nuestro escudo y fortaleza, que como dice la Biblia la justicia de los hombres es como trapo de inmundicia.

Ánimo mi hermano, si te ofendieron, persiguieron, calumniaron, lastimaron o enjuiciaron sin motivo alguno, tienes en Jesús un defensor que sacara cara por ti.


Hebreos 10:30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor

Fernando Camacho Guerra